Monday 5 October 2009

EN CASO DE EMERGENCIA...oiga osea, aquí?

Llegó a la población el último aviso a las dos de la madrugada, el más certero y el más peligroso aviso, el huracán entraría al rancho en escasos treinta minutos y protección civil comenzó a desalojar aquellas áreas dónde pudiera haber cualquier eventualidad. Polanquito es un área a todo dar, a dos calles está el río caudaloso, a cuatro las montañas y áreas de selva, el lugar tiene casas tipo chalets y algunos departamentos con estilo colonial mexicano, por lo mismo es un área vulnerable, por un lado el río y por el otro los deslaves de la montaña.
Protección civil empezó a recorrer el lugar con megáfonos arengando a la población a dejar en solitario las casas y departamentos y si no tenían algún lugar a donde ir, se subieran al camión que esperaba cerca del río, para llevarlos a los lugares destinados como seguros-dicho sea de paso que por lo regular son escuelas de todo tipo- Alexa con nervios y asustada, recogió sus pertenencias y a su hermosa kiara, la schnauzer plata divina. Y ahí empezó el calvario:
-Oiga..Este porque tantas maletas?- Pregunto uno de protección civil.
-¡Como se atreve! Acaso cree que voy a dejar mis mejores galas a la deriva -Contestó Alexa
-No, pos no, ¿pero no se le hace mucho diez maletas?
-Y a usted no se le hace mucho preguntar estúpideces -contestó iracunda para luego decir- Ande no se haga pendejo y ayudeme, que mi niña no pesa un kilo.
Y al otro wey no le quedó más remedio que ayudar a subir maletas al camión con la protesta a voz de los demás fulanos de protección y los vecinos ya sentados en el camión.
Alexa subió con su grandiosidad muleando gente y haciendole el fuchi a varios, que ante la urgencia, habían salido en calzones o si acaso enredados en una toalla. Observó a los gringos mariguanos del deparamiento de abajo, a la alemana jugosa y maloliente del primer piso, al chilango ladrón de enfrente, a la rubia oxigenada y con pinta de puta del segundo piso enredada en una sábana y acaramelada de un fulano tan feo que si Dios no lo hace, Disney lo inventa. Por fin localizó un asiento libre y así con jeta fruncida y todo, Alexa se sentó, puso a su mascota en el otro asiento, no obstante que había gente queriendo sentarse, pero era más importante tener a Kiara a resguardo y sin contratiempos, la gastritis de la mascota, era más apremiante que los culos parados en ese camión.
-¡Ash! Y ni siquiera es un camión decente, es un maldito camión ruletero oh my god!
Dijo Alexa, mientras se ponía sus cremas húmectantes y le ponía un antifaz a la perra para que no observara la podredumbre alrededor, lo mismo que ella se insertaba un antifaz preventor de arrugas y reposaba la cabezota en el respaldo justo cuando el camión lleno, se dirigía al lugar destinado como albergue.
Media hora después, media hora de ronroneo de la güera puta con su cliente, del chismorreo lastimoso y aburrido de la alemana con quien sabe quien, del olor penetrable a mariguana de los gringos adictos y de leves ronquidos de Alexa, llegaron al albergue. Obviamente, las estrellas son las últimas en bajar, así que Alexa, espero a que toda la chusma bajara y mientras se quitaba la modorra, acicalando a la mascota, observó como bajaban cada uno, y como bajaban las diez maletas repletas de la diva. Entonces si, quedando solo ella, cogió a su perra schnauzer, y con pasos firmes y autoritarios, comenzó a bajar de aquel camión ruletero para empezar la odisea:
-¡NO!...Ash, como qu e aquí oiga! -Dijo Alexa y nadie le hizó caso, todos se arremolinaban en la entrada, mientras los vientos fuertes volaban árboles, sillas de azotehuelas, y algún perdido cristiano que se aferraba a una ventana como a veinte metros del albergue con los pies al viento.
Dentro, existía un completo desorden típico del mexicano, donde había dos filas, se enteró Alexa con horror que eran las filas del baño, tres filas más al fondo , eran las filas de los refrigerios (un plátano, una gelatina y un café y chinguense no hay de otra) horrorizada, veía todo, aquella marabunta en las filas, aquellos cuerpos echados en petates, cobijas, catres, por toda aquella escuela que servía de albergue. De pronto, miró que entre la multitud se destacaba un fulano con uniforme de protección cívil, panzón de bigote y con voz autoritaria exigía a diestra y siniestra, se acercó muy mona, con sus grandes ojotes y sus pestañotas abanicando el rostro del tipo le dijo:
-¿Oiga?...Este, donde está la sala VIP
-¿Cuál sala vip? - Contestó el panzón
-Ash, ¿no me diga que no existe una sala VIP, con aire acondicionado, camas confortables, televisión digital, acceso a internet, minibar y servicio de restaurant?
-jajajajajajaja debe estar bromeando -Contestó el gordo bigotón dandose la vuelta y dejando a la diva en ascuas. Alexa enfureció, era impensable la falta de eduación del fulano, la falta de creatividad de las autoridades y sobre todo el bullicio de nacos alrededor...Entonces, miró sus maletas, arrastradas por un bonche de escuicles mocosos, y corrió furibunda, dando manotazos, y pellizcos, como era posible, como es posible esto Dios mio, se repetía mentalmente, cuando en la entrada, en una de las paredes, miró colgadas varias llaves de automóviles. Se acercó a los chamacos latosos y sacando algunos dulces (que eran para la mascota, echos con carne de caballo y edulcorante) se los ofreció y un par de billetes a cambio de que le ayudaran a sacar justo a la entrada las diez maletas de la diva. Los escuincles encantados con los dulces en la boca y la plata en la bolsa, una por una de las maletas de la diva fueron dejadas en la entrada.
La visité antier, despues de que la buscara por todo el pinche albergue infructuosamente, yo me quedé jetón por dos cosas y en pleno suelo, por el cansancio y estrés y por la mariguana de los culeros gringos que se estaban fumando en el patio y me llego con ganas el olorcito, soñe con huracanes que le hacian a Juaréz los mandados y al día siguiente después de escuchar las noticias, por la tarde nos llevaron a nuestros hogares.
Cuando la visité le pregunte que donde se había metido:
-¡Pos como que donde zopenco! ¿no esperabas que me quedara con toda la naquiza y los barrios bajos verdad?
-Pues si, de hecho eso esperaba...
-Naaá estás loco como crees, sin teve, sin comida decente, sin spa, sin siquiera un lugar digno para mi hija!
-Entonces... ¿Dónde te metiste que ya no te vi para nada?
-Yo agarré las llaves del camión ruletero ese, subí mis maletas y abur, hasta no verte Jesús mío.
Entonces, recordé que muy por la mañana, en ese albergue comentaban sobre el hurto de un camión a manos de una vieja loca, pero no le tomé importancia hasta que la diva me lo confirmó.
Entonces... Si llega un huracán...Quieres un albergue común o uno así, muy VIP?
Para óxido de la masmédula Joel Langarika

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