Sunday 1 November 2009

LA BOLSA LOUIS VUITTON(¿o que me creìa, Camelia la de Tejas?)

Sepcilia acudiò presurosa al llamado de la gordisbubulubù de la Bau, le urgìa segùn me contò despuès Sepcilia, que fuera a su trabajo a recoger una bolsa Louis Vuitton y la llevara a su departamento.
Ella toda prisas se dirgiò encantada a ver la bolsa carishima de la Bau y poder llevarla del brazo para que todos admiraran el porte y belleza de semejante prenda en el mujeron de miedo-porque si da miedo esta hodiible!-caminando por las aceras. Llegò toda sonrisas a la oficina de la gordisbubulubù, caminando obviamente, no distaba mucho el lugar de trabajo de la Bau, del Loft de la otra. Nada màs llegar a la oficina, la Bau medio sonriendo, medio nerviosa, medio zafarinfas chou, le colgò del brazo la carishima bolsa y le urgiò que por favor se fuera inmediataenchinga a dejar la bolsa al departamento, dandole las llaves le dijo entre susurros:
-¡Nena, mira, te lanzas inmediatemante a mi depa y dejas la bolsa en mi recàmara pliiiiiiis!
-¡Claro amigocha Bau! Yo te dejo tu carishima bolsa en tu recàmara, nos vemos ahì, pasarè a comprar una botellita de tinto y unos tentempies para tener una velada agradable por la noche ¿Te parece?
-Si, si, si, como quieras pero ya veeeteeeeeee...
Fue todo lo que dijo la gordisbubulubù y saco casi a empujones a la Sepcilia que ya se caìa de jeta y se desmadraba el peinadazo de Sra. de Polanco en ruinas. Mientras Sepci salià a empujones, la goris bubulubù cerraba la puerta de la oficina y marcaba un nùmero-esto me lo dijeron despuès, yo no estaba ahì, pero segùn eso, solo dijo al que contestò la otra lìnea:-¡Listo!- Y colgò.
Mientras la amiga Sepci, caminaba encantada con la bolsa Luois Vuitton por las calles del rancho, con sonrisa iluminada de presunciòn y elegancia prestada. A tres cuadras caminadas, justo cuando observò la entrada de la tienda de autoservicio, donde comprarìa el tinto y algunos bocadillos, a la Sepci le diò por abrir la bolsa carishima, para poner su monedero de kitty dentro y ¡Oh sorprais!. La Sepcilia cerrò inmediatamente la bolsa, se puso lìvida y corriò por las calles como loca, mirando a todas partes escondiendo la bolsa carishima de Luois Vuitton bajo el brazo y la Sepcilia se olvidò del peinado carishimo de polanqueña en ruinas y de las zapatillotas de frutsiputsi que usaba y se convirtiò en Ana Guevara corriendo la maratòn de las veinte cuadras hacia el departamento de la gordis Bau.
Con la lengua de fuera, con el peinadazo en ruinas, con el sudor en el sobaco y el chuche apestandole a maratòn necesario, la mujirs abriò la puerta y la cerrò de un portazo.
Dos horas despuès me llamò echando sapos y cebollas de su boquita de alhelì, mientras yo le escuchaba la historia y solo reìa silenciosamente. Me cortò porque fue entonces que llego la gordis Bubulubù de la Bau a su casa y solo alcancè a escuchar antes del click del telèfono:
-¡Compraste vinito tinto my darling Sepcilia?...Click
Lo que siguìo me lo contaron las dos despuès:
-¡Compraste vinito tinto my darling Sepcilia?
-¡Ay! no mana, disculpame, perdoname...Pero me emocionè tanto presumiendo la bolsa carishima que cuando me dì cuenta ya era tan tarde, que me vine inmediatamente, pero mira, en tu heladera hay una botella de tequila heladita, como te gustan, te sirvo, tu sientate plis!
-¡Ay que mona amigaaaa!...Si muchas gracias, vengo muershta, mu, mu, muuucho trabajo en la oficina.. Oye my darling...Este, ¿si pusiste mi bolso en la recamàra verdad?
-¡Clara tonta!, Tal como me pediste, anda, un brindis por tu bolsa carishima -Dijo la Sepci y las dos se engulleron un caballito de tequila en chinga.
-¡Ays que rico tequila amiguita!...Deja voy a cambiarme de ropa a la recamàra.-Dijo la gordis bubulubù de Bau y la otra asintiò respondiendo:
-¡Clara! anda yo aquì te espero.
La bubulubù se dirgiò a su recamàra y Sepci, se apuraba otro tequila. Pasaron los minutos y la gorda no aparecìa. Entonces la otra muy mona, se dirigiò a la recamàra entrando sin tocar y encontrò a la gordis bubulubù de Bau en la cama, con la boca abierta, pàlida, a punto del llanto; entonces le preguntò:
-¿Està bien gordis?- Y la bubulubù solo la mirò con los ojos aguados y asintiò lentamente dando a entender que si.
-¿Que pasa amiguis?...Llegaste llena de alegrìa, toda sonrisas, y ahora te ves asì, como fofa desinflada.
-...¿Ah?...No nada...anda vamos a echarnos la botella completita amiguita, que tengo unas ganas de ponerme una peda fenomenal.
Y si, las dos se pusieron super borrachas, rieròn, platicaròn y ya entrada la media noche, la gordis de Bau, comenzò a berrear y hablar de yerbas finas y finas bolsas. Fue cuando la Sepcilia con la borrachera por todo lo alto se le plantò enfrente y le gritò:
-¡Mendigaaaaaaaa puuuuuuuuuuta fooooooofa...Como te atreves cabrona!
-¿Eh?
-¡No te hagas que la Virgèn de Talpa te habla cuulera!...¡A poco crees que no me iba a dar cuenta lo que traìa dentro esa bolsa puuuta!...¡Me crees tan pendeja!..
-¡Aysss deja de ofendershme niñaaaaaaa, si nomàs era zacatito!
-¡Si puta, zacatito...Zacatito fue lo que le puse yo babosa, porque la mariguana la destruì tooda en la trituradora de la cocina pendeeeja!
Y entonces volaron làmparas, cachetes pegados en la palma de la mano de una y viceversa y botellas de tequila vacìas se estrellaròn en la pared y las dos, despuès de una hora de lucha cuerpo bubulubù contra cabellera de ruca en ruinas de Polanco...las dos se quedaron quietecitas, cansadas...Con sangre seca en las uñas, con ojos morados y moretones en el cuerpo...Y durmieron abrazaditas hasta el dìa siguiente, que despertaron con una cruda fenomenal y torciendose la jeta ambas.
Tuvieron que pasar dos años para que se reconciliaran a la luz de una luna llena, disfrazadas ambas de mercaderes de Venecia en un halloween y con el tequila de por medio, se pusieran a llorar por los años perdidos de amistad. La bolsa Louis Vuitton por ahì anda rodando, en la misma oficina, pero ahora ya no es la gordis bubulubù de Bau la que la presume, porque la gordis anda en las Uropas disfrutando la vida y la Sepsilia...Bueno esa es otra historia. Para Òxido de la Masmèdula...Joel Langarika